Realidad
de la evaluación institucional en nuestras escuelas.
La educación es un proceso continuo que debe
ser evaluado constantemente, debido a que está sometido a los innumerables
problemas que afectan a la sociedad y a la complejidad que esta misma
representa. Precisamente es la diversidad del proceso educativo lo que invita a
centrar la atención en los actores del proceso, especialmente porque son estos
los que enfrentan continuamente los retos y las nuevas realidades que
obligatoriamente deben considerarse en educación y porque además, los cambios
que se presentan afectan de manera directa o indirecta el área gerencial y la
organización interna de las instituciones.
Asimismo, la educación es un
hecho social inseparable del hombre, y es en este proceso en el que se
transmiten modelos cognitivos y de conducta determinada por la propia sociedad,
para que el educando se integre a ella. La escuela ha sido el medio usado para
delegar esta función y es, a través de la evaluación, como se pueden comprobar
los resultados de la educación brindada por la institución para perfeccionar su
acción, con el fin de mejorar la funcionalidad de las instituciones educativas.
En tal sentido, el Sistema
Educativo venezolano en la actualidad requiere de gerentes y supervisores
comprometidos y capacitados para ser agentes de cambio, que impulsen procesos
de transformación culturales e institucionales acordes con las exigencias y los
cambios estructurales por los cuales está atravesando el país, tomando en
cuenta que, el sistema de gerencia y supervisión en toda institución educativa
es el que expone las necesidades reales y proporciona las instrucciones necesarias
para llevar a cabo el desarrollo del funcionamiento institucional, a través del
uso apropiado y eficiente de mecanismos adecuados, cuyo fin es cumplir en forma
técnica, práctica, persistente y flexible, la gestión técnico-docente durante
la práctica educativa. Es por ésta razón, son elementos claves para el
mejoramiento de la calidad educativa de las escuelas, debido a que influyen de
manera determinante en el desarrollo de los procesos enseñanza-aprendizaje, la
formación y desempeño de los docentes y en los resultados pedagógicos de los
planteles educativos.
Ahora bien, Venezuela posee
una realidad en la que también confronta debilidades en cuanto a la calidad
educativa se refiere, esto motivado a la falta de articulación de todos los
elementos que determinan una buena gerencia, dentro de las organizaciones e
instituciones que integran el país. Gran parte de los gerentes y supervisores se
han quedado estancados en los principios caracterizados por la firme creencia
de que el control se ejerce a través la fuerza, lo que trae como consecuencia
un ambiente de trabajo tenso, con empleados que se sienten desmotivados e
inconformes ante las políticas autoritarias, que no dan cabida a un liderazgo sano,
a una comunicación abierta, los docentes son vistos como robots que deben
llevar a cabo solo lineamientos de instancias superiores limitando así su
autonomía.
Por su parte, en el ámbito
educativo existe una agigantada y burocratizada administración ministerial
centralizada de todo el proceso, desde la elaboración de las políticas pasando
por la ejecución presupuestaria, la asignación de recursos técnicos y
materiales, la elaboración de programas instrucciones, evaluación de textos y
las decisiones sobre las atribuciones de las zonas educativas, generalmente
todo esto pueden llevar a selecciones erróneas, y en ocasiones se coloca a
personas que no cumplen el perfil adecuado para llevar a cabo la tarea de supervisor o gerencia. En consecuencia prevalecen importantes problemas como:
la deficiente articulación de los elementos que intervienen en la
administración educativa, la poca preparación de los gerentes educativos, baja
calidad de los aprendizajes, profundas diferencias en el aprovechamiento de los
recursos educacionales por parte de los distintos grupos sociales, entre otros.
En la actualidad ocurre que
muchos de los supervisores y directores, que son los encargados primordialmente
de evaluar, son promovidos en su mayoría sin ninguna experiencia en la docencia
de aula, carecen de una formación de la administración y la dirección escolar,
ya que la promoción de los mismos se realiza por encargo, por cuanto no se
realizan concursos para optar a estos cargos y poseer titularidad en el mismo,
lo cual va en contrariedad de la normativa legal vigente expresada tanto en la
Ley Orgánica de Educación (2009), como en el Reglamento del Ejercicio de la
Profesión Docente. (2000).
No obstante, es preciso
destacar que la evaluación institucional en el ámbito educativo es muy escasa y
poco sistemática, debido a que se circunscribe a la supervisión escolar de tipo
meramente administrativo, dirigido por representantes adscritos a la Zona
Educativa, con poca inherencia a los procesos pedagógicos.
Por otra
parte, la cantidad de recaudos administrativos solicitados, los cambios de
planificaciones y el volumen de trabajo emanado de las coordinaciones enlaces tales
como ambiente, cultura, salud, moral y luces, así como los más recientes las
orientaciones hacia la investigación en el marco de los congresos pedagógico, generan
distracción limitando la planificación contextualizada y la evaluación objetiva
de la institución, causando como como consecuencia la improvisación y carencia
de unificación de criterios para darle seguimiento y acompañamiento al proceso
de gestión del proceso de enseñanza-aprendizaje, dando a entender que el principal
objetivo del MPPE es terminar la tarea a tiempo, independientemente de cómo
ésta se ejecute, concibiendo la cantidad mas no la calidad.
En tal sentido, los
mecanismos de evaluación resultan en la mayoría de los casos, inoperantes y
pocos reflexivos del hecho educativo, porque se limitan a la recopilación de
datos estadísticos y a la revisión de recaudos administrativos actuando como
entes foráneos a la escuela y desconociendo los problemas fundamentales de
esta, obviando el proceso académico y de desarrollo de valores, tecnología,
arte y convivencia.
En este contexto, la
educación es llamada a jugar un papel cada vez más esencial, tanto como
facilitadora del manejo educativo, como activadora de los impulsos que ayuden a
los sujetos a su adaptación a las nuevas exigencia. De allí, que la sociedad
actual este preocupada en cómo gestionar la calidad del sistema educativo,
inquietud que surge como producto de los constantes cambios que se producen en
el ámbito político, económico, científico y tecnológico, exigiendo respuestas
innovadoras, transformadoras en las políticas y planes educativos de un país.
Es evidente la necesidad de
formar recursos humanos e intelectuales capaces de orientar, dirigir y evaluar los
procesos que llevan al protagonismo que reclama la educación con aprendizajes
debidamente pertinentes. El supervisor y director debe reunir una serie de
características en su perfil que le permita ser asertivo, considerado y
respetuoso del clima de sus conversaciones, fluyendo con buen humor, alegría y
disfrute en su intervención humana, basado en un aprendizaje continuo, clave
para una competencia exitosa, de igual manera, el gerente como evaluador debe
llevar a cabo un liderazgo pedagógico centrado en la calidad de la enseñanza; y
en el ejercicio de sus funciones debe procurar que las decisiones que tome,
tengan en cuenta los fines educativos de la institución y así cumplir con las
demandas actuales de la sociedad, asimismo se requiere de un administrador
educativo acorde con los paradigmas contemporáneos, lo que implica una
reconceptualización en las formas de pensar y de actuar en los diferentes
procesos directivos administrativos, pedagógicos, de gestión curriculares,
comunitarios, legales que se desarrollan en una institución educativa.
En atención a lo anterior,
cuando se asignan los cargos de gerencia y supervisor educativa a personas
altamente capacitada y con suficiente experiencia educativa, se logran cambios
significativos y positivos, se ofrece un servicio satisfactorio a quienes laboran
dentro de la organización partiendo de los procesos de control que se
implementen, permitiendo a su vez la adecuación de las necesidades de la
institución, a los objetivos y metas previstas.
Maestrante Zully Bolívar.
15.270.227
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